Evangelista Calero
Este personaje no nació en Riobamba, pero sí marcó la historia de la ciudad con su industria de zapatos. En las calles Primera Constituyente entre Larrea y Colón se levanta una casa que permanece dentro del inventario patrimonial de la ciudad. Esta edificación fue en tiempos pasados, el exclusivo almacén donde se vendía el mejor calzado del país, el que producía la industria de Evangelista Calero.
Si el caminante se da el tiempo necesario, puede levantar la vista y observar en la cimera el testimonio escrito de esta época. El texto dice: E. Calero; sí ahí está el nombre del próspero industrial que hizo de Riobamba la sede de sus negocios.
Pero, Juan Evangelista Calero no era oriundo de la ciudad, y su historia es una de las más increíbles que ha dado a luz nuestra Sultana.
Quien fue un acaudalado comerciante y un político exitoso, nació en Guaranda (Provincia de Bolívar) el 27 de diciembre de 1877, según los datos que posee César Augusto Herrero, periodista de la localidad.
La niñez de Juan Evangelista se caracterizó por la modestia, razón por la cual, con tan solo nueve años dejó su terruño y se enrumbó hacia el Puerto Principal.
En Guayaquil, el muchacho con grandes aspiraciones aprendió el oficio de la zapatería. Y a pesar de no saber leer ni escribir, su gran espíritu y fuerza de voluntad le habían servido para fundar un par de negocios. Pero, no se quedó ahí, sabía que si quería avanzar en la vida, tenía que adquirir conocimiento. Así fue como contrató a un profesor para que le enseñar a entender el lenguaje escrito.
En Guayaquil, en 1919, el empresario fundó la casa matriz de la Organización Calero y la Compañía Anónima Sociedad Manufacturera de Calzado.
Como hombre de bien, que ansiaba el adelanto de la ciudad, se involucró en la política, y llegó a convertirse en senador en representación de la Cámara de Industrias del Litoral (1933) y fue concejal de Guayaquil (1936). Sus méritos fueron reconocidos y recibió una medalla de oro por parte del Ministerio de Economía.
Riobamba, sede de su industria
Riobamba se había convertido en una ciudad con gran potencial, debido al funcionamiento del ferrocarril; además contaba con la característica de estar ubicada estratégicamente en el centro. En aquella época cuando las vías no estaban desarrolladas, este aspecto era de suma importancia para los empresarios.
Según el libro “Riobamba en el siglo XX”, cuyo artículo sobre las industrias fue investigado por Carlos Ortiz Arellano, la Sociedad Manufacturera de Calzado fue fundado en 1923. Y al año siguiente, el industrial decide trasladar su industria a nuestra ciudad. El 28 de octubre de 1924 se realiza la inauguración de la planta, los talleres mecánicos y las oficinas de la sociedad. Los accionistas de ésta eran N. Garzón Enríquez, Juan José Pinto y Vicente Peñafiel. Como delegado del presidente del directorio concurre a la ceremonia el gerente del diario El Telégrafo, José Santiago Castillo.
Ortiz Arellano destaca la importancia de la industria de la siguiente manera:
A parte de dar ocupación a centenares de obreros, la fábrica contribuyó a incrementar el comercio a tal punto que el calzado Calero, de prestigio indiscutible, llegó a ser un producto de exportación. (Se podría decir que fue un símbolo nacional; un compositor incluyó ese nombre en una bonita canción que dice entre otras cosas: de seda era el pantalón, los zapatos de Calero; parece carabinero con su garbo coquetón.
Según esta misma fuente, en 1930 se informaba que se fabrica un zapato en 5 minutos y que existía un libro de autógrafos para los visitantes. Para 1934 la comercialización se realizaba en el hermoso almacén en la calle Primera Constituyente y Larrea, del cual nos ocupamos en las fotografías.
Juan Evangelista Calero, en este sector, también mandó a construir una residencia tipo castillo en la parte más alta de su propiedad, desde donde tenía una vista hermosa de Riobamba. El inmueble lo dedicó a sus hijos, con la finalidad de que tuvieran el confort y la comodidad mientras estuvieran en la ciudad. Calero había contraído matrimonio con la dama guayaquileña Delia Briones y procreado tres hijos: Juan, Angélica y Carmela Calero Briones, todos educados en universidades de Francia y Estados Unidos.
La fábrica, envuelta en problemas económicos y laborales, no llegó a los años sesenta del siglo pasado. El 14 de septiembre de 1954, falleció el dueño de una de las fortunas más respetables del país en aquella época. El antecedente del deceso fue un accidente ocasionado en el ascensor del edificio de su propiedad “La Sudamericana”.
La fábrica de Calzado Calero de Riobamba desaparece en 1958 luego de un litigio obrero patronal que duró aproximadamente tres años.