Magdalena Dávalos Maldonado
Esta dama es otro de los símbolos en la historia local y nacional. Su nacimiento fue en el pueblo de Chambo en 1725. Allí tenían propiedades sus padres, Don José Dávalos Larráspuru y Doña Elena Maldonado Sotomayor, hermana de Pedro Vicente.
Su padre fue un hombre dedicado a las ciencias y a las letras. Entre sus propiedades más queridas estuvo la hermosa hacienda de Elén, en la que había una gran biblioteca. Ese ambiente familiar fue el escenario en que Magdalena, con sus hermanas y hermanos, desarrolló sus cualidades artísticas, que la llevaron a convertirse en una dama de gran cultura y de especial habilidad para las lenguas como el francés, y para las artes como la pintura, la música y la literatura.
Las hermanas fueron María Estefanía, que se hizo religiosa carmelita, y María Josefa, que se casó y compartió con Magdalena la estancia de Elén. Los hermanos fueron: el Dr. Antonio Fernando, asesinado en 1740, y Joaquín, religioso agustino.
Magdalena, como era costumbre en la época, se casó muy jovencita, a los 13 años, en 1738, con Don Juan Manuel de Lizarzaburu, que tenía 15 años, descendiente de una familia vasca, y origen de la familia Lizarzaburu, de significativa actuación en la historia de Riobamba y del país.
De este enlace quedó un solo hijo, José Antonio Lizarzaburu y Dávalos, el ciudadano que condujo las acciones del reasentamiento de la villa de Riobamba en la llanura de Tapi, después del terremoto del 4 de febrero de 1797, que destruyó la antigua villa.
Al quedar viuda en 1757, Magdalena se refugió en el paraíso de Elén, desde donde atendía la educación de su único hijo, y los asuntos relativos a las propiedades que heredó de su padre.
En ese lugar encantador que pertenecía al pueblo de Guano fue visitada la familia Dávalos Maldonado por los científicos franceses en varias ocasiones, entre 1738 y 1743. Allí Carlos María de La Condamine, que se reunía con su amigo Pedro Vicente, admiró la gran erudición de las tres hermanas, a quienes llamó las “musas francesas” por las cualidades artísticas y su conocimiento del francés.
A esa propiedad llegó también, hacia 1760, el jesuita italiano Mario Cicala, el cual volvió a expresarse maravillado sobre la gran preparación intelectual de las dueñas de ese sitio, comparado con Versalles.
En las cercanías de esa hacienda se hizo construir una casa el Dr. José Antonio Maldonado para pasar allí sus últimos años hasta su muerte en 1765, al cuidado de sus queridas sobrinas Magdalena y María Josefa.
La iglesia de La Asunción en el pueblo fue un lugar muy concurrido por Magdalena; su nombre aparece con mucha frecuencia en los libros parroquiales, porque era muy solicitada para amadrinar bautizos y matrimonios.
Se conoce también que protegió a muchas personas que acudían a su generosidad; y estuvo al cuidado de una niña a la que educó como a su propia hija.
Eugenio Espejo, que vivió en Riobamba hacia 1780, conoció los grandes méritos de la dama; por esta razón, la señora Dávalos fue la única mujer que integró, en calidad de socia supernumeraria, la Sociedad de Amigos del País o Escuela de la Concordia, en noviembre de 1791.
Asistió al matrimonio de su hijo Antonio José y al nacimiento de su único nieto, Ignacio José de Lizarzaburu. Ellos compartían con Magdalena la plácida vida en Elén, en tanto que atendían a sus compromisos en el Cabildo de Riobamba y en la administración de sus propiedades. A Elén llegaron, desde la hacienda de Ganzi, los dos, al día siguiente del terremoto del 4 de febrero de 1797; constataron los daños que había ocasionado ese cataclismo, y encontraron a Doña Magdalena resignada y firme en su refugio.
Ella traspasó el siglo y superó los 80 años de vida, edad muy avanzada para la época.
Falleció en su casa de Elén el 8 de enero de 1806; su cuerpo fue enterrado en Riobamba, en la iglesia de San Francisco, que había sido construida con el apoyo de su hijo José Antonio.
A honrar la memoria de esta gran señora de la era colonial, Riobamba le ha dedicado una de sus más importantes escuelas, y una pequeña calle.
Fuente: Cien figuras de Chimborazo, Carlos Ortiz Arellano. Casa de la Cultura Núcleo de Chimborazo.